Mejor Chef Mujer

En una industria definida por la resiliencia, pocas historias encarnan mejor esta palabra que la de Isabella Chiriboga. En plena pandemia, que vio cómo cerraban cientos de restaurantes, ella decidió abrir el suyo, primero como un modesto servicio de entregas a domicilio, con una pequeña carta de ceviches; el cual pronto sería uno de los restaurantes de mariscos más “tendencia” de Quito.
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Su amor por la cocina nació de niña, siguiendo a su abuela por las cocinas de un hotel en Tonsupa, Esmeraldas, fascinada por los aromas y texturas que espantaban a otros niños. Mientras los demás rehuían el pescado crudo, ella se acercaba, cautivada. Desde que tiene memoria, quería no solo trabajar en un restaurante, pero hacer del pescado su ingrediente principal.
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Desde un inicio pensó que un puesto administrativo le vendría bien, pero pronto se dio cuenta que la cocina era lo suyo: empaparse las manos con los ingredientes, inventar y crear nuevos platos... Hoy disfruta de lo mejor de ambos mundo: el arte de la chef y la disciplina de la empresaria, gestionando su restaurante en cada parte del proceso, desde el grill hasta la caja y las mesas.

Su periplo formativo inició en 2011, en Perú, justo en el momento en que la escena gastronómica de este país alcanzaba un prestigio mundial sin precedentes. En Le Cordon Bleu de Lima fue testigo de la revolución, trabajando en algunas de las mejores cocinas de la ciudad y absorbiendo el espíritu de innovación que definió el auge de la gastronomía peruana. Sin embargo, nunca perdió de vista su propía identidad. Tenía un talento especial para crear platos que dejaban a los comensales con ganas de más y esto la impulsó a lanzarse por su cuenta.
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Pez Bela es su tributo al mar y los mariscos son su único idioma. El ceviche es, por supuesto, plato eje del menú, pero Chiriboga lo aborda con ingenio y creatividad. En la eterna rivalidad entre Ecuador y Perú por el origen del ceviche, ella se ubica en un justo medio, construyendo puentes con creaciones intrépidas que juntan lo mejor de sus diferencias. A su vez, crece su menu con platos calientes con fabulosas y ocurridas combinaciones.
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Su creatividad, confianza en sí misma y paladar exigente han hecho de Isabella Chiriboga no solo una de las estrellas más brillantes de la cocina ecuatoriana, sino también una chef que ha demostrado que la pasión y perseverancia pueden transformar los desafíos en triunfo.